Cuando los comercios se quejan porque frente a sus tiendas hay una persona que vende sobre una manta sus productos, todos entendemos su queja, ya que los comerciantes pagan seguridad social, autónomos, impuestos, alquileres, tasas de basura y un sin fin de gastos que el que estira la manta no paga.
Pero cuando determinadas personas «estiran sus mantas» en Internet, parece ser que las empresas que nos dedicamos a esto, pagamos nuestra Sociedad Limitada, autónomos, seguros sociales, impuestos y costosos años de formación y experiencia no tenemos derecho a quejarnos ni tenemos cómo hacer valer nuestros derechos legales.
Cualquiera puede solicitar un dominio y crearse un nombre y decir que es una empresa. Cualquiera puede decir que presta servicios de consultoría y asesoramiento en Redes Sociales. Basta con instalarte un blog, que un colega informático lo «maquille un poco» y listo… con unos 20 euros de inversión y mucho morro puedes crearte hasta un «método propio» para asesorar a empresas que te superan por supuesto en años de experiencia comercial.
Pero lo peor no es solo que «engañes» a empresarios que al final tienen un resultado lamentable en sus acciones en redes sociales, lo peor es que hasta la administración pública puede llegar a contratarte para que ofrezcas formación como empresaria reconocida. Da igual que no tengas CIF, ni que tu nombre realmente no esté registrado ante el Registro de Patentes y Marcas. Da igual que factures eventualmente como autónoma, dándote de alta de vez en cuando, o ni siquiera eso. Son incoherencias de la administración, la misma que cuando solicitas una subvención te pide miles de documentos que acrediten que lo que dices es cierto, ellos son los que contratan y ponen en un folleto el nombre de una consultora que no existe.
Al final todos somos expertos y asesores. El problema es que mi empresa paga en muchas ocasiones más dinero en impuestos que en beneficios, y tengo que ver que para la administración el valor de lo que ofrece la persona alegal es el mismo que ofrece mi formación, experiencia y empresa con IGIC incluido.
Son estos los momentos donde me planteo si ha merecido la pena tantas horas de formación, tanta asistencia a congresos, tantas horas compartiendo en Internet. Es el momento donde me planteo que lo único que me podrá ayudar es hacerme amiga de políticos y poner frases de ánimo al estilo «coaching» para llegarle a la gente con mi buen rollito.
Dicen que no sueles ser profeta en tu tierra, yo hace años que ya no tengo ni tierra… Nací en Venezuela, de Madrid fui a Salamanca y ahora en Canarias siento cómo el valor se mide de muchas formas de las que no dispongo o quizás por las que no estoy dispuesta a aceptar.
Es obvio que paso por un momento difícil y esto de la crisis afecta, pero tampoco ayuda la falta de respeto y consideración por las personas que pretendemos sacar esta región adelante con esfuerzo y de manera totalmente legal.
El Social Media Manta hace tanto daño como el que vende en la calle sin pagar sus impuestos y a lo mejor empiezo a levantar de la manta de quienes ni siquiera tienen la decencia de añadir el aviso legal en sus páginas web «supuestamente» comerciales.
Buen post!
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Gracias José 🙂
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