Hace unos días nos reunimos un grupo de profesionales dedicados al diseño, el marketing y la comunicación y comenzamos a debatir sobre determinadas técnicas para «enganchar» al cliente y las opiniones fueron como siempre de todo tipo. Hablamos de cómo algunas empresas y profesionales ofertan un servicio incluyendo «gratis» la creatividad. ¿?
Para algunas personas más pragmáticas está claro que este tipo de estrategias tiene sentido porque convences al cliente y lo que no cobras por un lado lo «metes» por otro.
Pero en este tipo de situaciones pienso dejamos de ser éticos y minusvaloramos nuestro trabajo.
Por ejemplo, se me ocurre pensar si un médico se le ocurriría regalar el retoque de la nariz si te operas los pechos.
Está claro que existen diferentes tarifas o precios porque tenemos un mercado y competimos por el, y además, cada persona tiene una experiencia que podríamos en todo caso monetizar, pero no me refiero a la parte económica en este caso, sino a la pérdida de valor que podemos llegar a crear con «ofertas» engañosas de este tipo, reduciendo a una estrategia de «mercadillo» nuestro trabajo. Me preguntaron si yo lo haría y dije que no, porque puedo rebajar un producto, pero no regalar mi «creatividad».
Salieron comparaciones como el trabajo que hacemos gratuitamente cuando nos presentamos a concurso o cuando participamos de actividades por las que no cobramos. Pero no creo que sea lo mismo, puesto que en estos casos, son acciones voluntarias que a cambio nos van a generar un beneficio empresarial directo o indirecto.
Creo que la competencia es otra cosa, para mi mejorar la oferta con un trabajo que añada prestaciones al servicio ofrecido es una forma lógica de compartir sin necesidad de decir: «te regalo parte de lo que hago».
Redactado desde mi iPad
Carmen Martín Robledo
Deja una respuesta