Ayer tuve la suerte de asistir a un evento del que disfruté con todos mis sentidos. Formé parte del grupo que pudo asistir al Wine&Sex del Verano en Bodegas Monje.
También supe que un conocido crítico gastronómico criticó un evento al que no asistió; esto creo que es una de las normas que todo crítico no debe saltarse. Es decir, no se debe escribir todo un artículo basándose en una visión totalmente subjetiva y llena de prejuicios, me da a mí, prejuicios propios de la edad «mental» de una persona que NO evoluciona, sino que piensa que la gastronomía y la enología sigue siendo una costumbre elitista, de solo los privilegiados que pueden asistir o pudieron (porque ya cerró) asistir al «Bulli».
¿Qué por qué mi título es este? Pues porque muy a pesar del Sr. José Carlos Capel existen muchas más similitudes entre Monje y Adriá que las diferencias que irónicamente el quiso plasmar en su artículo. Buscar el contraste y tratar de «ridiculizar» a Felipe Monje y a «Wine&Sex» usando el «Bulli» ha sido un recurso bastante fácil y posiblemente propio de una persona que quizás no aprendió las bases del periodismo: si no es posible ser objetivo, al menos buscamos ser imparciales.
Este señor (al que nunca había leído como imagino muchas personas) además ha demostrado una gran dosis de machismo; claro, esto también es lógico si se es tan retrógrada. Se retrata el Sr. Capel cuando habla de la «típica despedida de soltera barata» o «que los polifenoles y los flavonoides del vino avivan el interés sexual de las chicas», en fin, en cada letra he percibido ese «babeo» del típico reprimido que relaciona sexo con pornografía y un momento gastronómico lleno de erotismo con una «burda bacanal».
Pero no voy a seguir usando mi espacio para hablar tanto de un Sr. que tampoco tengo el gusto de conocer, pero que evidentemente me ha ofendido porque fui una de las asistentes al evento y desde luego me divertí mucho comiendo, degustando vinos realmente exquisitos y «manoseando» e inclusive comprando juguetes eróticos, que, Sr. Capel, son juguetes. Por cierto quizás le mande por correo una lata bastante interesante para el sector masculino.
Este post va dedicado a una de las personas que conozco personalmente y que admiro por su trabajo, su carisma y su continua innovación. Aunque que parezca que hablo de Ferrá Adriá, no es de el de quien hablo, me refiero a Felipe Monje, la quinta generación que representa a Las Bodegas Monje, una generación que ha nacido entre barricas y viñedos y que desde luego sabe lo que es el vino y su cultura y particularmente sabe transmitirla con la pasión que hace que por primera vez, una persona «común» como yo, comprenda el placer de «degustar» un vino «moviéndolo, oliéndolo y saboreándolo». Felipe Monje ayer me enseñó a diferenciar sabores, a comprender por qué un vino sabe mejor con un plato que con otro y también me ayudó a comprender que el vino es cercano, accesible y por supuesto muy social. Que la erótica está en el placer y que el vino tiene muchísimo de erótica.
Fue una velada muy agradable y 85 personas nos fuimos realmente satisfechas, no vi a ninguna persona levantarse de la mesa, no vi a nadie sentirse ofendido, observé cómo muchas personas participaron en los juegos eróticos, se rieron, comieron y bebieron con absoluto placer, porque de esto se trata y a partir de ahora «Bodegas Monje» será más cercano a cada una de las personas de aquí y de fuera que quieran comprender que el vino es de todos y puede ser para todos.
Tengo la suerte de contar con Felipe Monje en el próximo TedxLasPalmas y estoy ahora más convencida que nunca que será una excelente experiencia poder escuchar al representante de casi 3 siglos de tradición vitivinícola en Canarias, una tradición que se renueva para lograr lo que escuché hace poco de otro brillante de Canarias, Benito Cabrera: el retroprogreso… Felipe camina hacia un futuro prometedor sin olvidar sus raíces y la tradición.
Sigue adelante porque como Adriá tu carisma es algo que personas como Capel nunca podrán «catar» como lo he hecho yo 🙂
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